El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, hizo el sábado su primera aparición pública desde que comenzó la guerra de 12 días entre Israel e Irán, asistiendo a una ceremonia de duelo en vísperas de Ashura.
La ausencia de Jamenei durante la guerra sugirió que el líder iraní, que tiene la última palabra en todos los asuntos de estado, había estado recluido en un búnker , algo que no fue reconocido por los medios estatales.
La televisión estatal iraní lo mostró saludando y asintiendo con la cabeza a la multitud que coreaba consignas, que se puso de pie cuando él entró y se sentó en una mezquita junto a su oficina y residencia en la capital, Teherán.
No hubo informes inmediatos sobre ninguna declaración pública. Funcionarios iraníes, como el presidente del parlamento, estuvieron presentes. Este tipo de eventos siempre se celebran bajo fuertes medidas de seguridad.
Después de que Estados Unidos se inmiscuyó en la guerra
bombardeando tres sitios nucleares clave en Irán, el presidente estadounidense, Donald Trump, envió advertencias a través de las redes sociales a Khamenei, de 86 años, de que Estados Unidos sabía dónde estaba, pero no tenía planes de matarlo, “al menos por ahora”.
Irán ha reconocido la muerte de más de 900 personas en la guerra, así como miles de heridos.
También ha confirmado graves daños a sus instalaciones nucleares y ha negado el acceso a ellas a los inspectores del organismo de control nuclear de la ONU.
El presidente de Irán ordenó el miércoles al país suspender su cooperación con el organismo de control, el Organismo Internacional de Energía Atómica, lo que limita aún más la capacidad de los inspectores para rastrear un programa que había estado enriqueciendo uranio a niveles casi aptos para armas. Israel lanzó la guerra por temor a que Irán intentara desarrollar armas atómicas.
Todavía no está claro cuán dañadas están las instalaciones nucleares, si se había trasladado uranio enriquecido o centrifugadoras antes de los ataques y si Teherán todavía estaría dispuesto a continuar las negociaciones con Estados Unidos sobre su programa nuclear.
Israel también atacó sistemas de defensa, oficiales militares de alto rango y científicos atómicos.
En represalia, Irán disparó más de 550 misiles balísticos contra Israel, la mayoría de ellos interceptados, matando a 28 personas y causando daños en muchas zonas.
