Parroquias de Queens y Brooklyn abren sus puertas a nuevos sacerdotes latinos

July 27, 2025

Recientemente ordenados en la Diócesis de Brooklyn, siete nuevos sacerdotes, en su mayoría con raíces migrantes, comparten no solo su vocación sino también el compromiso de servir a una Iglesia más diversa y cercana a quienes han dejado su país en busca de un futuro mejor.

Provenientes de Colombia, México, Nigeria, Francia y Nueva York, forman parte de una nueva generación de líderes espirituales que buscan estar al lado de las comunidades, acompañándolas en sus desafíos diarios con fe y esperanza.

La ceremonia de ordenación estuvo a cargo del obispo Robert J. Brennan quien destacó la importancia de contar con sacerdotes que reflejen la identidad y las vivencias de la comunidad hispana. Habló con entusiasmo sobre el valor de esta nueva generación de pastores, subrayando su cercanía cultural, su compromiso social y su capacidad para inspirar a los más jóvenes, especialmente en entornos urbanos como Brooklyn y Queens.

“Es una gran alegría ver a tantos sacerdotes latinos ordenados este año. Para nuestra comunidad, significa mucho ver en el altar a alguien que entiende sus raíces, su cultura, su manera de vivir la fe. Son sacerdotes que conectan con la gente, que juegan fútbol, cocinan, tocan música… son como nosotros, pero con una vocación hermosa. Su presencia nos inspira, sobre todo a los jóvenes, porque muestran que se puede seguir a Dios sin dejar de ser uno mismo”, afirmó el obispo Brennan.

Entre los ordenados está el padre Juan Herrera, nacido en Medellín, Colombia, quien llegó a Estados Unidos hace seis años y fue asignado a la parroquia Blessed Sacrament en Jackson Heights. Antes de ingresar al seminario trabajó como maestro, y asegura que su habilidad con la guitarra y la elaboración de rosarios le permitirá conectar con los fieles desde la fe, la cercanía y su propia experiencia como inmigrante.

El padre Paulo Salazar de ascendencia ecuatoriana. /Suministrada

“Inmigrar no es fácil, y haber vivido esta experiencia me ha abierto el corazón para entender con más compasión las luchas de nuestra gente, el idioma, la cultura, el dolor de dejarlo todo por un futuro mejor. Yo tuve la oportunidad de estudiar, pero muchos no, por eso no hablo desde afuera, camino con ellos; como Iglesia, es nuestro deber acompañar desde la fe, pero también animar a que se reconozca la dignidad de cada persona”, expresó Herrera.

El padre Paulo Salazar, de ascendencia ecuatoriana y panameña, también fue ordenado para servir en Queens. Creció en una comunidad completamente latina, donde desde pequeño vio reflejado el poder del amor comunitario y de la fe vivida con autenticidad.

“Crecí en Jackson Heights, en un barrio profundamente latino, donde el amor y la fe se viven con generosidad. Desde niño vi cómo mi comunidad apoyaba a sus sacerdotes con oraciones, cariño y respeto, ese vínculo tan especial me inspiró a responder al llamado, a caminar junto a mi gente como guía espiritual y hermano en la fe”, recordó Salazar.

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