La confianza en el alcalde de Nueva York, Eric Adams, se ha visto severamente afectada esta semana tras revelarse que los cargos penales en su contra fueron suspendidos, supuestamente, como parte de un acuerdo con el expresidente Donald Trump a cambio de apoyar su plan de deportaciones. Este controvertido anuncio ha desencadenado una ola de críticas y ha intensificado las presiones sobre la gobernadora Kathy Hochul para que destituya a Adams de su cargo.
Líderes cívicos y funcionarios electos han incrementado sus exigencias para que Hochul ejerza su autoridad y remueva al alcalde. Esta posibilidad ya se había considerado desde septiembre, cuando Adams se convirtió en el primer alcalde en funciones de la ciudad en ser acusado en una investigación federal, enfrentando cargos de soborno, entre otros delitos.
“Muchos quieren que Hochul obligue a Adams a dejar el cargo. Ella no tiene prisa. Aunque la gobernadora tiene el poder de iniciar un proceso de destitución contra el alcalde, hacerlo pondría a prueba la historia, el tiempo y sus propias preferencias”, señaló recientemente The New York Times.
El lunes, el Departamento de Justicia (DOJ, por sus siglas en inglés) ordenó retirar los cargos contra Adams, pero esto no lo eximió de las acusaciones de irregularidades. El jueves, Trump negó estar detrás de esta decisión, que fue emitida por Emil Bove, fiscal general adjunto interino del DOJ y exabogado personal del expresidente en el caso penal que lo llevó a ser condenado por falsificar registros comerciales.
Mientras tanto, en una conferencia de prensa no relacionada con el caso, la gobernadora Hochul fue interrogada repetidamente el martes sobre si Adams estaba ahora alineado con el gobierno de Trump y si podía confiarse en que tomaría decisiones en beneficio de los neoyorquinos. “Realmente no lo sé”, respondió Hochul, añadiendo que el alcalde necesitaba tomar medidas para “asegurarse de que la gente tenga confianza” en él. Además, reiteró que no lo destituiría, argumentando que anular la voluntad de los votantes que lo eligieron “no parece algo muy democrático”.
Sin embargo, las presiones no han disminuido. Críticos en Nueva York y Washington sostienen que la destitución de Adams se ha vuelto necesaria después de que la fiscal Danielle Sassoon, quien supervisa el caso federal de corrupción contra el alcalde, declarara el jueves que Adams y el DOJ habían llegado a un acuerdo corrupto para protegerlo de un mayor procesamiento.