Más de 1,000 personas, incluyendo mujeres y niños, han perdido la vida en Siria tras violentos enfrentamientos entre los terroristas islamistas que derrocaron al régimen de Bashar al-Asad y los leales al exmandatario. Este episodio marca uno de los capítulos más sangrientos del conflicto sirio, que lleva 14 años devastando al país.
Detalles del conflicto
Según informes, alrededor de 745 civiles de la minoría alauita han muerto desde el jueves, cuando estalló la violencia entre las fuerzas de seguridad del grupo insurgente islámico sunita y los partidarios de Asad, quien también es alauita.
El grupo rebelde islamista, liderado por el presidente interino Ahmed al-Sharaa, derrocó al gobierno en diciembre y forzó la huida de Asad del país. Desde entonces, ha impuesto la ley islámica en un intento por restaurar la estabilidad, pero ahora enfrenta su mayor desafío desde que tomó el poder.
Aumento de tensiones
Las tensiones en la región habían ido en aumento antes de los enfrentamientos del jueves. El nuevo gobierno ha acusado a los partidarios de Asad de llevar a cabo ataques contra sus fuerzas de seguridad en las últimas semanas, lo que ha exacerbado la violencia.
¿Qué sigue?
Este nuevo brote de violencia subraya la fragilidad de la situación en Siria y la dificultad de alcanzar una estabilidad duradera. Mientras el conflicto continúa, la comunidad internacional observa con preocupación el impacto humanitario y las posibles repercusiones regionales.
